¿Yo te creé? Ann...


¿Yo te creé? Ann... Parte 1


...En ti encontré a la mujer perfecta para mí; le seguía diciendo, así arrojados en la hierba, como se encontraban, ella trató de esbozar una sonrisa, pero en realidad le dolía escuchar lo que le parecían palabras sin sentido; eres lo que nunca había soñado, pero siempre quise; continuaba y sin avisar ella se safó de su brazo, tal vez se cansó de escuchar que describía a una mujer incorrecta, en un movimiento rápido quedó de pie dándole la espalda y le dijo; ha sido suficiente, no llegaremos a ningún lado si sigo... si seguimos soñando que somos el uno para el otro; la chica perfecta de la que hablas no soy yo, ¡no existe!
Ella ni siquiera se giró para que él pudiera ver su rostro, al terminar de decir ésto comenzó a caminar y se alejó dejándole de manera inesperada el corazón roto y confundida la mente.
Él se quedó acostado por horas, tal vez aún no le quedaba claro lo que acababa de suceder; de un momento a otro sintió ganas de girarse y acurrucarse, para poder llorar sin que nadie le viese y así lo hizo, lloró hasta quedar dormido.
No se dio cuenta del tiempo que había pasado hasta que un oficial sacudió su hombro mientras pronunciaba palabras que él comenzó a comprender cuando se despertó casi en su totalidad; joven el parque está por cerrar, debe salir de aquí; ¿Está ebrio?, ¿Se siente bien?; el oficial lo miraba con recelo y le observaba de manera insistente lo ojos era obvio que los traía rojos e hinchados, pero no por la razón que el policía imaginaba.
¡Estoy bien!; dijo en tono ausente y se incorporó de prisa, aventó la mano que el oficial había posado sobre su hombro y se encaminó a la salida sin decir más.
Caminó hasta su casa, corrió hasta su habitación y se arrojó sobre la cama se quedó inmóvil un momento hasta que las lágrimas lo acosaron de nuevo, tras evitarlas se levantó. Se negaba a permanecer triste, ella ni siquiera le había dado tiempo de sentir nada, por un momento se sintió iracundo, con ganas de gritar, pero después sólo pudo sentir pena por sí mismo; eres un idiota enamorado y no correspondido; se dijo y se juró que no le volvería a pasar.
se acercó al ordenador pero optó por no encenderlo, en vez de eso tomó su cuaderno de dibujo y al ver que todo estaba inspirado en ella comenzó a arrancar las hojas hasta que encontró una en blanco y sobre esa se dispuso a trazar cosas al azar. Luego de horas de estar haciendo garabatos distinguió entre las formas un rostro que llamó su atención, al poco tiempo se encontraba borrando los excesos y perfeccionando lo que terminaría por ser el retrato de una mujer.
Se sintió satisfecho de su esfuerzo, el dibujar lo había hecho desahogarse, aun se sentí herido, pero al menos esa noche no pensaría más en lo que había pasado.
Trató de dormir, pero su sueño fue invadido por el rostro que había dibujado, pensó que era por que había pasado muchas horas detallandolo y casi por inercia dijo; así sería mi mujer perfecta.
Al día siguiente se dispuso a seguir su rutina, acomodó sus libros en la mochila y salió de casa, trataba de no mirar a nadie, pero una chica llamó su atención, parecía perdida pues caminaba entre la gente mirando a su alrededor, como buscando reconocer algo; a él la cara de la chica le pareció familiar. Sus miradas se cruzaron de forma inesperada y ella al verlo corrió hacía él como quién se reencuentra con un viejo conocido, ella lo miró fijamente durante un rato y después enfadada se dirigió a él; Tienes mucho que explicarme, dime por favor qué es lo que hago aquí;
el chico se quedó absorto, no alcanzaba a comprender por que la joven se había acercado, y en segundo reconoció en ella el retrato que la noche antes había elaborado.
---Por:

¿Yo te creé? Ann... Parte 2


…Y entoncesél confundido le dijo que no tenia idea de lo que hablaba, ella le contesto, ¿Queacaso ya lo olvidaste? ; eso lo dejo mas confundido y en un momento llego apensar que seria una de esas amigas de alguna parte de sus estudios, quizás deaños atrás y por eso no la reconocía, y en un gesto amable de su parte lepregunto su nombre, al parecer eso irrito mas a la joven, y entonces se acercohacia el y tomándolo de los hombros lo sacudió mientras le decía, Eso es lo quequiero que me expliques!!; el grito llamo la atención de toda la gente yentonces ella se dio la vuelta un poco apenada y se alejo lentamente, mientrasvolteaba de reojo, él sentía la mirada de toda la gente, y sin voltear a ver lajoven, se alejo, mientras iba pensando en lo que acaba de pasar. La idea de quetodo había sido una simple confusión, era lo mas lógico para el, pero no dejabade pensar en ese rostro, y así fue durante su trayecto, y entonces sin darsecuenta olvido por completo lo sucedido.
Durante unade sus clases, tuvo un poco de dificultad para entender el tema, y entoncesvino a su mente el recuerdo de aquella que lo había dejado con el corazóndestrozado, ya que aparte de ser pareja sentimental, lo eran también deestudio, y simplemente no se explico lo ocurrido, sintió como poco a poco fuedesapareciendo del mundo, y quedo inmerso dentro de sus pensamientos, hasta queel compañero de al lado le pregunto si se encontraba bien, él solo le sonrió,entonces trato de concentrarse en su clase.
Alfinalizar sus clases, realizo su ruta diaria para llegar a casa, pero fue ungran error, todo ese recorrido estaba plagado de recuerdos donde se encontrabaella, el lugar donde se conocieron mientras ella iba con sus amigas, la cafeteríadonde se sentaban y se tomaban de las manos mientras se contaban su día, lapared en donde el siempre le robaba besos, la parada del transporte en dondelos 2 juntos dejaban pasar 4, 5 o 6 veces el transporte que los llevaba a casay usaban como pretexto la ausencia del mismo para pasar mas tiempo juntos.
Al llegar acasa, la comida estaba servida, él simplemente no tenia ánimos de nada, así quepaso directo a su habitación y se encerró, se tiro a la cama, puso su vista enel techo mientras se preguntaba porque le había ocurrido todo eso, analizaba lassituaciones y problemas, pensando en que el del problema había sido el, yentonces se giro y abrazo su almohada y comenzó a llorar, en silencio dejo quesus lagrimas recorrieran su rostro para terminar en la almohada, esa almohadaque había sido su compañera durante las noches en que el soñaba a su gran amor,una almohada que estaba llena de ilusiones, de sueños, de esperanzas en unfuturo juntos, y que ahora se convertía en su pañuelo de lagrimas. Así pasaronun par de horas, hasta que alguien llamo a la puerta, era su madre que lepreguntaba que era lo que estaba haciendo, a lo que el le contestó, Solo hagomi tarea, tengo muchísima que hacer; y entonces escucho como su madre se fuealejando, y el llego al punto en que sus lagrimas terminaron y quedo dormidoabrazando la almohada, sin hacer tarea, sin siquiera quitarse la ropa paradormir.
A la mañanasiguiente, justo cuando iba de salida, su madre le dijo, Pobre de mi hijo,seguramente te desvelaste con tanta tarea, mira nada mas las ojeras que tienes;a lo que el solo le sonrió, y salio de casa, la madre nunca se imagino por loque el estaba pasando. Él continuó su camino mientras pasaba por el lugar endonde el día anterior, según el, había sido victima de una confusión, y dejo elhecho a un lado.
Las clasestrascurrieron sin novedad alguna, hasta que sin querer saco su cuaderno dedibujo para distraerse, y al abrirlo, vio el rostro que noches atrás habíadibujado…

¿Yo te creé? Ann. parte 3. Un espíritu nada sociable, y un chico sociable nada espiritual...

Carlos había olvidado el incidente casi por completo, más bien trataba de no hablar del tema, pero a veces antes de dormir se preguntaba quién era esa joven y porqué le conocía. Una de esas ocasiones decidió tomar la libreta y despejar así la duda que lo invadia a ratos. Miró fijamente la imagen y para su sorpresa le parecía familiar el rostro, tal vez es que sí conocía a alguien parecido, pero no quiso pensar de más así que se limitó a dejar la libreta sobre el buró y se dispuso a dormir.
Pasaron algunas semanas antes de llevarse otra gran sorpresa, durante el receso, una jovencita apareció de pronto gritando su nombre tras las rejas de la escuela. La voz no le era conocida pero al girar parecía haber visto un mounstro y se desvaneció. Algunos compañeros lo llevaron a la enfermería. Cuando despertó se reusaba a escuchar comentarios sobre lo sucedido. Tomó sus pertenencias y salió de alli algo desorientado. Mayor fue su sorpresa al descubrir que la joven se encontraba esperándolo sentada sobre la acera, no hubo reacción por parte de él era tanta la impresión que se quedó inmóvil, la chica se levantó le tomó la mano y le dijo; ¿te encuentras bien?;
-No, contestó Carlos soltando su mano; Dime de donde te conozco y por qué has decidido arruinar mis nervios; la joven lanzó una carcajada que desconcerto aún más a Carlos;-Ja ja Tú eres quién debe explicar muchas cosas. Pero tranquilo, no te haré daño. Mi nombre es Ann, y para no seguir vagando por la ciudad he decidido que te seguiré a donde vayas.
Primero Carlos echó a correr, era el más rápido de su salón, así que la perdería en cuestión de nada, pero cuando se detuvo después de tanto correr, ella se encontraba frente a él sin expresión de cansancio. -¿Qué eres? le gritó Carlos a la chica y ella le contestó -Un espíritu y tu has hecho un pacto conmigo.

¿Yo te creé? Ann. parte 4. Al borde de la locura

Justo en el momento en que ella le dijo que era un espíritu y que tenían un pacto, él sintió una mano sobre su hombro, entonces volteo de golpe y empujo a la persona que estaba detrás, era uno de sus amigos que con el empujón que Carlos le había dado, termino por caer al suelo con una enorme confusión y preocupado por su reacción; Carlos dio la vuelta nuevamente buscando a Ann, pero se llevo una grata sorpresa, ella había desaparecido. Entonces volvió su mirada hacia su amigo y le dio la mano para que se pudiera levantar, y al hacerlo simplemente se dio la vuelta y siguió caminando. Andrés, su amigo, lo alcanzo y camino a su lado, esperando alguna explicacion de lo ocurrido, pero lo único que encontró fue silencio, y la única manera de eliminar ese momento incomodo fue burlándose de la reacción de Carlos, a lo que él respondió -No me jodas! y continuo su camino hacia su casa. Después de unas cuantas cuadras, notó la ausencia de Andrés, entonces volvió a su mente las palabras de Ann - ...he decidido que te seguiré a donde vayas. Esas palabras causaban eco dentro de su cabeza, y a la vez intentaba encontrarle lógica a lo que recién había pasado, ¿Como era posible que ella lo hubiera alcanzado sin ningún rastro de cansancio? ¿Como desapareció en tan solo un par de segundos? ¿Porqué había aparecido ella en su vida? Muchas preguntas, pocas respuestas. Continuaba su camino con la mirada hacia el suelo, cuando de repente escucho una voz familiar que hizo que su corazón latiera de una manera impresionante, entonces levanto la mirada, era su ex, acompañada de su nuevo novio. Si de por si Carlos tenia demasiadas cosas en que pensar, esta situación se convirtió en un pensamiento mas en su cabeza...

¿Yo te creé? Ann. Parte 5. Un olvido deseado y un pequeño con un deseo olvidado

-¿Algún día conoceré a la mujer perfecta abuelo? preguntaba un Carlos de 8 años a un anciano que no dejaba de "hacer garabatos" en papel.
- ¿y tú que sabes de eso, joven? Eres muy pequeño para pensar en el amor.- dijo mientras palmeaba la cabeza del niño.
-¿Qué es el amor abuelo?- El niño pareció confundido entonces. A lo que el abuelo respondió entre risas
-¿De dónde has sacado ese cuento de la mujer perfecta? ya comenzaba a preocuparme.
-Lo leí por allí, abuelo- dijo el niño ruborizado por lo que consideraba había sido un error.
-Mira Carlos, voy a dibujar a la mujer perfecta para ti. Ahora también tiene 8 años y algún día la conocerás. Tal vez cuando pueda salir del papel- y el anciano soltó una estridente carcajada- No le hagas tanto caso a un viejo.- Pues Carlos lo miraba desconcertado- Pero estoy seguro que la conocerás y podría perder mi nombre en ello.- Concluyó el anciano entre carcajadas

Carlos despertó después de oír su nombre con la voz de Ann. -Hey estudiante de pacotilla, vas a llegar tarde si no te apresuras- gritaba Ann sacudiendo a Carlos por el hombro.
Carlos se levantó de un brinco, se cambió y bajó las escaleras corriendo, su mamá se encontraba al pie de la escalera a punto de subir a despertarlo, pero sólo le vio correr con los libros abrazados al cuerpo. Ya era algo tarde para desayunar, pensó.
Ya en la escuela Carlos entró a su clase sin avisar y con disgusto vio que el único asiento disponible se encontraba al lado de Alexa, su ex novia. Carlos trató de evitar mirarla, pero ella levantó la mano terminando así con cualquier lucha consciente por no voltear. Carlos se sentó entonces en el único lugar vacío del salón. "Cómo es que no ha faltado nadie hoy", pensó Carlos hundiéndose en el banquillo. Sentía el impulso de girar su rostro hacia Alexa y no pudo contenerse por mucho tiempo, pero para su sorpresa lo que vio no era el rostro de Alexa, sino el "cuerpo" de Ann levitando al lado suyo. -Se que no quieres verla, por eso he decidido ayudarte; estaré aquí hasta terminar las clases- Y esa fue la primera vez que la presencia de Ann le pareció agradable.
Carlos seguía hundido en su pupitre mientras trataba de seguir la explicación del profesor, después de algunos intentos fallidos afortunadamente se resignó a enderezarse sobre su banco y poner atención.
"El constante estado onírico del hombre ya sea dormido o despierto lo ha llevado a imaginar cosas que han logrado cambiar el rumbo de la historia. Desde la máquina de vapor hasta los viajes en superficie lunar. Sucesos que para algunos se originaron en los sueños. ¡Quiero que en media cuartilla redacten el más reciente sueño que recuerden!"... ordenó el profesor. "tienen media hora" sentenció.

Para sorpresa de Carlos su sueño se encontraba allí en su mente, como si acabara de soñarlo. "Soñé con el abuelo" dijo en voz alta y una risa generalizada se escuchó "muy bien Carlos, pero prefiero que lo escribas" reprochó el profesor y Carlos se limitó a sacar su cuaderno y escribir. "El abuelo me regaló un dibujo con la mujer perfecta para mí" concluyó con su redacción Carlos mientras trataba de recordar si eso en realidad sucedió.
Durante el día Alexa trató de acercarse a Carlos, quería arreglar las cosas, pero gracias a Ann él se las arregló para esquivarla sin que pareciese que lo hacía."No tengo tiempo para explicaciones" refunfuñó Carlos sin motivo aparente a Ann. "tengo mejores cosas en que pensar".

Al llegar a casa le esperaba la comida servida y su madre también "Tuve una junta y no quise volver a la oficina" le dijo como excusa. "oye mamá recuerdas que mi abuelo me regaló un dibujo cuando era niño", "¿un dibujo? Debe estar en tu álbum de fotos. Y si mal no recuerdo eras tú si fueses niña. Una broma de mal gusto de tu Abuelo, pero así era él. ¿Qué se le va a hacer?".
Al terminar de comer Carlos se apresuró a buscar su álbum de recuerdos y cuando creyó encontrar el dibujo lo único que vio fue una hoja en blanco.



-¿Qué haces?- susurró Ann en el oído de Carlos, un escalofrió recorrió su  cuerpo, mientras el álbum caía al suelo junto con la hoja en blanco.
-¿Otra vez tú?- Le contestó Carlos, y Ann reía pícaramente, él se agacho para levantar las cosas, -Pareciera que disfrutas asustarme…- dijo mientras volteaba y buscaba el rostro de Ann, quien nuevamente, había desaparecido.
Carlos dejó las cosas en su lugar, caminó hacia su mamá y tomó asiento, -¿Encontraste lo que buscabas?- dijo su madre, - Algo así…creo que mejor iré a descansar- terminó por finalizar la charla.
Al llegar a su cuarto, volvió a caer sobre su cama, cerró los ojos, poco a poco fue quedando dormido y de repente… un almohadazo sobre su cara acompañado de una carcajada lo despertó - ¡Ya déjame dormir!- le grito a Ann, mientras ella no dejaba de reír –¡Que enojón eres! No aguantas nada – le contestaba ella entre risas que fueron cortadas por una almohada que la golpeo a toda velocidad – Ya no es tan divertido ¿verdad?- le preguntaba Carlos, mientras Ann se dirigía a él furiosa y amenazando con golpearlo, él se puso de pie de inmediato para detenerla mientras en su risa se notaba un toque de nerviosismo, - ¡Ya me las pagaras! – exclamaba Ann, mientras golpeaba con los puños a Carlos mientras él le pedía que se detuviera, en un movimiento rápido la tomo de ambas manos y logro detenerla, ella al tratar de soltarse lo empujó hacia la cama, al mismo tiempo cayendo sobre él, ambos rieron y ella le miro a los ojos y dijo – eres un tonto – entonces lo besó.
-Esto pareciera un sueño – susurro Carlos
-¿Y como sabes que no lo es?- contesto Ann, dejándolo atónito - ¿No te gustaría averiguarlo?
-No lo creo…- la abrazó y quedaron dormidos esa noche.
La mañana siguiente, lo primero que hizo Carlos fue buscar a Ann, pero no la encontró, no había ningún rastro de su “guerra de almohadas” - ¿Sigues aquí? -  pregunto sin recibir respuesta alguna, entonces se dispuso a partir a la escuela - Por fin es viernes nuevamente – pensó mientras salía de casa. Al llegar a la escuela, entró a clase y se sentó al lado de Andrés, su amigo - ¡Ya era hora! – le reclamaba una voz a Carlos - Como siempre llegando tarde, no toda la vida te voy a estar despertando ¡ni que me pagaras por eso! – Decía Ann mientras estaba parada entre Carlos y Andrés - Sabes, ya no eres aquel niño de 8 años que cada mañana necesitaba que lo despertaran para ir a la escuela ¡tienes que madurar! – Carlos solo le sonrió y fijo la mirada hacia la clase de su profesor - ¿Qué? ¿Ahora me ignoraras? – Molesta  se dirigió a Carlos – No, solo quiero poner atención – le contestó, al terminar la oración volteó y Ann había desaparecido…
Y así, transcurrieron las clases, sin novedad alguna, sin la intervención de Ann, ni un solo disturbio en la mente de Carlos, las clases eran iguales a cualquier otra, aburrida, tediosa, escribir y escribir, fingiendo que le importaba lo que el profesor decía, y sin darse cuenta, llego la hora de la salida. Todos salieron rápidamente y Carlos seguía con la mirada a Andrés, intentando alcanzarlo, pero este se perdió entre los demás, y entonces, Carlos camino solo, sintiendo que le faltaba algo, pero sin darle mucha importancia, fue entonces cuando volvió a quedarse perdido entre sus pensamientos, divagando, pensando en esto y en aquello, hasta abordar el transporte que lo llevaba a su casa. Abrió la puerta, su madre aun no llegaba, camino hacia la cocina buscando algo que comer, tomó una manzana y subió a su habitación, observaba por la ventana a la gente pasar mientras terminaba su fruta, fue cuando se dio cuenta de algo, de lo que le faltaba a su día, a su mente; Ann no había aparecido nuevamente desde el salón de clases - ¿Ann? ¡Ya no te escondas!- y guardó silencio esperando una respuesta que jamás llegó, dándose cuenta que extrañaba su molesta presencia…

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